¿Hay vida después de Fleabag?


Vamos a ver, ¿Por dónde empiezo? ¡Ah sí! Fleabag me flipa.

Me enganché a ella desde el minuto uno. Me casqué las dos temporadas del tirón y después de llorar con el último episodio me vino el horror a la mente: ¿Qué coño hago yo ahora? En dos días me he vuelto adicta a Phoebe Waller Bridge (la directora, guionista y actriz que da vida a Fleabag). Descubrí que tenía una serie anterior: Crashing. La empecé a ver y me encantó. La adicción aumentó y se acabó la serie. ¿Una sola temporada? ¡¿Porqué Phoebe, porqué?! No me extraña que arrasara en los Emmy, ¡Es una genia!

Vale, ya me calmo. A lo que iba: ¡Es la mejor comedia que he visto en mucho tiempo! En serio, miradla. Darle al play es como abrir una ventana para que entre la brisa fresca en un día soleado de junio. ¿Veis? Me pongo hasta moñas pero es que es cierto: esta serie es pura frescura. Imagino que siendo mujer y con los temas que aborda, me toca más el corazoncito. Y puede, sólo puede, que estar en los adolestrenta influya a saco en el sentimiento de empatía que me genera.

Fleabag -no sabemos su nombre y la traducción vendría a ser "saco de mierda"- es una mujer con la que te identificas al instante. No con su día a día, claro. Pero sí con sus emociones, sus miedos, sus obsesiones... Es sarcástica, metepatas, complicada e irreverente. Sólo intenta seguir adelante con su vida tras un trauma heavy (que no acabaremos de comprender del todo hasta el final). Está sola y se siente sola. Quizás por eso rompe la cuarta pared, mira a cámara y nos dice lo que realmente pasa por su mente, nos hace cómplices.

En sus manías y obsesiones nos vemos reflejadas todas - o la mayoría de nosotras-. Es una mujer joven, perturbada, pervertida, descarada y divertida que está enfadada con la vida. Siente cierta dependencia al sexo. ¡Qué narices! Está obsesionada. Lo utiliza como forma para afrontar el trauma, el dolor, la soledad y la culpa. Para llenar un vacío. ¡Ojo! Y para divertirse a destajo. No me entendáis mal, le encanta el sexo. No tiene ningún pudor en hablar de él, ni de la masturbación ni de nada, es una sinvergüenza encantadora. Es una mujer muy sexual, solo que a veces "lo usa" mal y entra en un bucle extraño y obsesivo. Es una montaña rusa de emociones con un pequeño cacao mental y cierta confusión a la que no puedes más que contestar:


Es increíble lo radicalmente reales y profundos que resultan sus personajes. Las actuaciones son espectaculares, el guión hilarante, conciso y brillante. La fórmula perfecta. ¡Qué rabia! ¡Quiero más! No os quiero contar demasiado para que la veáis, y me resulta bastante difícil así que, ¡miradla YA!

Bueno ya está, necesitaba compartir con alguien este vacío que me ha dejado, porque no, no es "sólo una serie" es una jodida obra maestra. Y no, nos equivoquemos, no es una serie "para mujeres". ¿La creadora es una mujer? Sí, pero refleja no solo los conflictos de las mujeres de este siglo, también habla de esa broken people -lo traduciría pero perdería connotaciones- y es que todos estamos un poquito rotos por dentro. Habla del miedo que tenemos a la soledad, a la culpa, al amor, al perdón, a envejecer... Y como siempre digo, los dramas con humor son más fáciles de afrontar y digerir. Y si te los presentan así, ¡Ni te cuento!

**¡OJO! SPOILER HEAVY**

No os lo he dicho pero lo que más me flipa es la segunda temporada. Sí, supera a la primera. ¿Porqué? Principalmente porque entra en escena Andrew Scott, "The hot priest". Ellos dos forman la pareja perfecta. Hasta que aparece él sólo nosotros comprendíamos a Fleabag. Ahora hay alguien más. HA encontrado a su cómplice y confidente. Él la entiende, del todo. En la escena en que ella mira a cámara para hablarnos y él le pregunta a dónde ha ido, te das cuenta. a partir de ahí no hace más que acentuarse. Hasta que en la escena en la iglesia, los dos miran a cámara. Ella se sorprende. Ha encontrado al Fleabag masculino. Y ¿Tenía que ser cura? ¡Joder cariño, no das una!

Eso sí, la escena final, aunque puedo entender la decisión porque no podía ser de otra forma, fa pupa. Esto:


Duele muchísimo. Y es un dolor real. Porque la conexión que ha creado con el espectador también lo es. No volver a ver Fleabag es como dejar de ver a tu mejor amigx por un tiempo. Como si esa persona que te entiende a la perfección, que se ha ganado ser la voz de tu conciencia y que no tiene filtro a la hora de decir verdades -porque la confianza da asco- se fuera a vivir a otro país. Lo malo es que en este caso Skype no sirve para nada. No volveréis a hablar hasta que ella decida volver. 

Así que, sí. La he vuelto a empezar. 

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